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sábado, 16 de abril de 2011

¿Derby o concierto de la Panto? (una previa)


El texto es sinvergüenzón. Surge de una conversación vía mail con un buen periodista. Nos preguntamos sobre el concierto de la Pantoja, que tiene lugar esta noche en el Auditòrium de Palma. Él va a cubrirlo. Yo no. Elucubramos sobre lo que el espectador va a encontrarse ahí. Él dice que le interesa más la fauna que el propio concierto. Creo que a mí también. En este punto, me arranco estas líneas:


Las marujas serán la repera: esos maquillajes y perfumes evidentes, la naftalina de los trajes añosos... En corrillo, los maridos de palillo en los dientes y aliento-corteza-de-cerdo comentando lo buena que estaba la Pantoja con veinte años. Luego todo fue cederse y excederse. Y María del Monte. Un poco más lejos, presionando (físicamente) al de la puerta para que les dé paso ya, mujeres devotas de procesión que creen en la inocencia de la tonadillera de las patillas de oro, porque sin ella el ¡Hola! parece una revista extranjera. Hay pashminas, se ha movido un airecillo sospechoso que augura lluvia. Paquirrín no viene. Hace un mes escaso prefirió la nocturnidad de El Divino, a escasos metros del Auditòrium. Y las dos tetas que le acompañaban.

En el patio de butacas, supongo que de algún hombre con el corazón dividido entre la copla y el fútbol asomará un auricular que lejos de ser discreto llamará tu atención. No podrá evitar sonreír -"dientes, dientes, que eso es lo que les jode"- cuando el Madrid meta gol mientras la Panto canta Marinero de luces. Nadie se acordará de Cachuli. Viva el derby.