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miércoles, 25 de enero de 2012

Sin ARCA, manos libres

El asunto es muy grave. Verán por qué. El Consell ha expulsado de la ponencia técnica de Patrimonio a la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA), aquella formada por ciudadanos sin intereses urbanísticos de ningún tipo. En primer lugar, hay que valorar los esfuerzos constitutivos de ARCA: debió costarle mucho encontrar socios tan desinteresados en los solares de una isla como Mallorca, donde se fomenta el autodio al territorio. Por otra parte, el lector igual no comprende la magnitud que se esconde tras el desaguisado porque no sabe qué ocurre en esas ponencias técnicas o qué son. A partir de aquí, intentemos explicarlo.

Primero, los convocados a estas reuniones reciben toda la información referente a cualquier intervención arquitectónica (ampliaciones, reformas) que vaya a realizarse en un bien o zona protegida jurídicamente por su valor patrimonial. Asimismo, se discuten dichas intervenciones, se les pone coto, con el fin de defender el patrimonio histórico. Si bien su función es consultiva, porque las decisiones definitivas se toman en la comisión política, no es menos cierto que en ellas ya se ejerce cierta labor de control ciudadana.

Punto número dos: imagínense una intervención salvaje, horrenda, un pegote que rompe la armonía de un barrio; no sé, supongamos la construcción de un parque temático en una manzana del barrio de Santa Catalina. Los políticos pueden aprobarla sin que les tiemble el pulso, pero tener a ARCA dándote el aliento en la espalda, haciendo las veces de poli malo, pudiendo denunciar a los medios de comunicación dicha barbaridad corta muchas alas y frena verdaderas animaladas. Pues bien, ARCA ejercía hasta ahora esa labor en la ponencia.

 Tercera cuestión: ARCA tiene un plus. Arma jaleo si es preciso, se manifiesta, es un grupo de presión fuerte, bien informado, bien organizado y que está instaurado por toda la isla. ¿Qué político los quiere al lado?

Hagamos hemeroteca de algunas cosas molestas y que pueden haber influido en la expulsión de ARCA de la ponencia de Patrimonio: ¿Quién no se acuerda de aquellos restos destruidos (y bien tapaditos) durante las obras de los aparcamientos de la calle Antoni Maura en la época de Rodrigo de Santos? ¿O la dura oposición de la asociación al derrumbe de la antigua fábrica Can Roca-Suau (la antigua discoteca Asai) que Cort quería llevar a cabo ante la presión de los promotores inmobiliarios?

Nadie es perfecto, pero la labor de ARCA es muy necesaria. ¿Será tan molesta la Acadèmia de Sant Sebastià, sustituta de la asociación en las ponencias? Lo dudo. En los últimos años no les hemos oído rechistar. E igual no es su función, porque parece una institución de naturaleza más académica.

En fin, la decisión de expulsar a ARCA entronca directamente con las intenciones del PP respecto al territorio balear y con la Ley de Turismo General de Delgado, que suprimer cualquier mecanismo de control para los hoteleros. Éstos y el equipo del Consell debieron desayunar tristes el pasado jueves. Los pobres han tenido mala pata: un equipo de investigadores ha encontrado los puertos de Pollentia sumergidos en las bahías de Alcúdia y Pollença. Oh, lo sentimos, a Rotger y compañía les toca actuar: hacer política de verdad en pro del patrimonio. Porque ésta no consiste en dar el visto bueno a todos los proyectos que pasen por las manos de los próceres, con el fin de reactivar la economía. La política de patrimonio, estimado Consell de María Salom, no consiste únicamente en autorizar todas las obras y reformas para dar trabajo a los albañiles. Eso ARCA lo sabe muy bien.

Balance final, lector: el PP va teniendo manos libres para aprobar ese hipotético parque temático imaginado en este artículo en el barrio de Santa Catalina. Sí, el asunto es muy grave.

Grandes risas en la microcomedia


Viernes noche: un gran gentío en las Galerías Velázquez y un gran éxito. Se trata del final de una función de teatro. Afuera del centro comercial, nada. Acaso el silencio acartonado de una parte de la ciudad que bulle por las mañanas. Pero esta noche la situación es diferente: estos pasillos salpicados de tiendas congeladas en el tiempo que echaron la persiana hace años reclaman la atención popular de que gozaron antaño. Hace cinco días aquellos mismos pasadizos estaban desiertos. En el olvido. El Microteatre, en su labor de recuperación de la memoria histórica con los espacios escogidos, les ha traído la actividad. La vida. Y la reflexión: esta estupenda iniciativa teatral, que ya pasó por la antigua prisión y el Castell de Sant Carles, intenta explicar a través de seis minipiezas dramáticas por qué la economía y la sociedad están como están, y en parte por qué esas mismas galerías comerciales tan exitosas en los setenta han perdido musculatura. Pues bien, ya tenemos los temas de esta tercera edición (que continúa esta tarde y la semana que viene): el consumismo en primer lugar, algo tan ingobernable como la globalización o las tácticas torticeras de la gran economía de mercado, que de un hachazo dejan en un yermo lo que ayer era la última moda. En las piezas todas estas cuestiones se explican yendo de lo particular a lo general, buscando la identificación e interacción con el minipúblico (una docena de personas en cada pase). Sin embargo, el reto es difícil: se trata de hablar de estas cosas sin ser tópico y sin hacer concesiones serviles al dramón. Vistas casi todas las obras, debo afirmar que los textos pasan de sobra esta prueba.

En general, en este Microteatre abunda un tipo de comedia que hace equilibrios entre las audacias hilarantes que hacen referencia a la actualidad (collejas para Telecinco, el PP y sus recortes, la crisis del euro, las hipotecas basura, los dispositivos táctiles y los gintónics) y las duras biografías de algunos personajes. Se agradece también que en ningún momento los dramaturgos se hayan puesto en plan filósofo: no hay peroratas ensayísticas sobre los males del capitalismo y esta crisis, pero se percibe mucho malestar social en los diálogos. La superficialidad tiene también su buen momento de sarcasmo en algunos diálogos de la pieza que firma Albert Herranz, muy bien engrasada por los inmejorables Lina Mira y Joan Manel Vadell, que hablan de Mabel Hilton, de los Trencadors d'Olives y demás hierbas postmodernas. ¿Hubiera funcionado la obra con otro reparto? Creo que menos.

Por todo ello, podemos afirmar que el envoltorio de este Microteatre es la comedia y su gran arma, la risa, fruto de otra seria reflexión en una barbería, el escenario de Una retallada de Joan Yago y Joan Fullana: "Antes no era todo tan grave y nos reíamos aunque las cosas no hicieran gracia. No se tenía como señal de demencia sino por fortaleza espiritual o como señal de buena educación". O como analgésico, añado yo. Por cierto, qué bien suena esta frase cuando la dice Xim Vidal.

Como en las críticas hay que mojarse, de las cuatro piezas que vi las que más me gustaron fueron Merceria y Producte. La primera, de Pep Ramon Cerdà, me parece la mejor escrita: el final está bien cerrado e incorpora la subtrama que cose toda la historia. Integra muy bien los espacios (la escalera, el baño, el sótano) y sabe crear intriga en el espectador. Impecables Santi Celaya, Miquel Torrens y Joana Ferrer. Una moqueta roja y una barra de streaptease pueden resultar al final muy reveladoras. Un detalle de última hora: es posible que la pieza se convierta en breve en un cortometraje de la mano de Lluís Ortas. La segunda obra a la que me refería, firmada por Jaume Miró, es para mí Eva Barceló, Eva Barceló y Eva Barceló. No les digo más, la actriz está genial presentándonos un increíble y revolucionario cacharro de última generación. El futuro que nos pinta no es nada halagüeño. Y eso que aún no se sabía lo de Camps en Valencia.


La pregunta final: ¿habrá más de esto? Sí, en primavera Microteatre per ficció (ésta será la temática) ocupará los platós de Nova Televisió, decorados de los culebrones de IB3. La cosa promete.

*Artículo original publicado en Diario de Mallorca el pasado 5 de enero. Y ampliado y modificado el día 25 del mismo mes.

jueves, 12 de enero de 2012

Ella, rumbo a los Goya


En breve, colgaré un comentario sobre el corto elaborado por el LADAT de la UIB. Para empezar, la banda sonora suena muy bien y todo en él está muy relacionado con la música.

miércoles, 11 de enero de 2012

The Bankers en chándal

Hace 20 años, cuando la MTV aún no se había convertido en un nefasto canal de realities para tontos de perfil bajo, muchos nos pasábamos las tardes de domingo desparramados en el sofá viendo videoclips. Qué terribles son las tardes de domingo. Era la época de los magreos de Madonna pero también de aquellos largos y soporíferos Unplugged de Nirvana. Luego llegaron a la cadena musical los directores de cine para colar sus ejercicios de estilo y cosechar críticas de críticos posmodernos que se pusieron muy estupendos e inaccesibles en Cahiers du Cinéma. Qué años tan cargantes pero enriquecedores. En fin, los michelgondrys de la vida nos entregaron piezas de poesía futurista y tecnológica como All is full of love de Björk (firmada por Chris Cunningham), bodrios varios por supuesto, pero también hubo gamberradas geniales como la coreografía cutre de Praise You de Fatboy Slim (de Roman Coppola): gente como mis padres en chándal bailando estremecedoramente mal como la duquesa de Alba frente a un centro comercial. Cómo me gusta ese videoclip. Esta última vía es la que, por su bajo coste, ha sobrevivido en internet, actual canal y refugio de todo este metraje musical. Si ahora no tenemos MTV, empecemos este domingo comentando tres videoclips de tres grupos mallorquines, dos de ellos rodados en Palma, que circulan por la red.

Fueron los locales Oso Leone quienes en abril de 2010 se echaron a la selva desordenada de yerbajos que crece en el Lluís Sitjar para grabar el videoclip de su Love Bird, folk bucólico y contemplativo hecho con sentimiento y buen gusto. Si bien parte del vídeo –estrenado el año pasado– se grabó en el campo de fútbol abandonado, el peso del videoclip recaía sobre unas imágenes estilizadas y de contornos difuminados –a lo Anton Corbijn– de las cascadas de Orient, metraje preciosista que entronca con la Tramuntana que vio nacer y trabajar al dúo. El contenido denota nostalgia y desapego urbanita. En la explosión del estribillo, dos jóvenes de una belleza lánguida se lo pasan realmente bien rodeados de verde, en plena naturaleza, en realidad el hilo conductor de las letras de Oso Leone. Todo es idílico, limpito y hasta ecológico. El grupo tiene una pegada lírica evidente, pero en él todo está demasiado diseñadito, a lo Coldplay, pero, vamos, que no está nada mal.


El segundo trabajo a comentar me gusta bastante más: es el de Toni Nievas con Mirrorball, el single de The Bankers editado por Bubota Discos. La idea le vino al realizador mallorquín, artífice de los Menéame de Luxe, por las tardes de paseos en el Parc de Sa Riera. En este caso el videoclip se entiende, es decir, tiene una narrativa lógica, normal, cotidiana, no es un cúmulo de tontorronas sensaciones sobrenaturales y punto. La historia es la siguiente: un perdedor de toda la vida se baja en chándal al parque a hacer un poco de deporte y se topa con un tipo atractivo y exitoso que también entrena. La cosa termina en una inverosímil pelea por los suelos de un parque que Toni saca fotogénico: qué bien integrado queda el castillo de Rodrigo de Santos. Y qué cerca queda el Palma Arena. La estética casera y freaky del metraje es similar a la de la película Napoleón Dinamita de Jared Hess o al trabajo que realiza el dúo de cómicos de Nueva Zelanda Flight of the Conchords. Bueno, o al menos a mí me la recuerda. Este vídeo me ha gustado porque es efectivo y poco pretencioso, simplemente le da dinamismo al tema de The Bankers, que suenan cada vez mejor.


Desde que Royksopp utilizara la estética infográfica usando mapas, tablas y gráficos para el videoclip de Remind Me, no había vuelto a ver algo similar. Lo que ha hecho Oliva Trencada con Xoriguer Mayday, el tercer videoclip que quiero reseñar, no es exactamente lo mismo, pero en él todas las vivencias de un pájaro son recreadas a partir de la señalética de los aeropuertos. Las letras de Pep Toni Ferrer no son una mera yuxtaposición epatante de palabras insólitas (mucho pop se fabrica así), sino que siempre cuentan buenas historias con cierta base crítica. En este caso, las aerolíneas y el comercio del aire reciben de lo lindo en un vídeo atípico que es fantástico. Los Oliva son muy buenos para las terribles tardes de domingo.

lunes, 2 de enero de 2012

La terapia de Cadavieco

Con las aguas del arte tan agitadas como un montón de piedras en un terremoto, lo suyo es tomarse un respiro para hablar de algo que nos haya gustado. Pues bien, la exposición de Javi Cadavieco en la galería La Real me ha entusiasmado. Consigue, en pocas piezas, ser contundente y directa con el mensaje. El conjunto, cuatro videoinstalaciones y otra pieza tipo álbum-de-fotos, traza un viaje introspectivo muy convincente que toma como punto de partida la imaginería de un manicomio psichokiller de película. Tensión no falta.

La galería se transforma en el pasillo de una institución mental: recuerda a aquella escena de El silencio de los corderos en que la señorita Clarice atraviesa un corredor, al final del cual se encuentra, esperándola, Hannibal Lecter. Sólo que el loco aquí presente es un artista, el propio Cadavieco, que ha dado un salto importante desde Identidad perdida (donde el infierno eran los otros) para atreverse consigo mismo. Los escenarios del mallorquín son también más apacibles y de un blanco inquietante, licencias de estilo junto a los sorprendentes efectos audiovisuales. Decía que esta muestra, Cellblock, que podrá visitarse hasta el 27 de enero, es el proyecto más personal de Cadavieco hasta el momento y,creo yo, está más trabajado que el anterior: tanto en el concepto como en el metraje, con bastante complicación técnica y en el que hallamos una aproximación al arte performativo; casi todas las acciones registradas, envueltas en una textura onírica, están grabadas de una sola tocada y en una sola secuencia .

A pesar de las trazas autobiográficas que salpican Cellblock, no dejo de ver a Javi como el personaje de ficción de una historia que se cuenta a través de las instalaciones, todas ellas artesanales y construidas en la propia galería. Un plus que fortalece las costuras de la muestra, pues funciona a modo de escenografía donde suceden muchas cosas. El relato que nos cuenta Cadavieco tiene introducción, nudo y desenlace, como las historias clásicas: el inicio de la locura y la falta de inspiración del artista se narran en el vídeo de la puerta 1; la caída del artista que desea deshacerse del pasado, en la 2; y la soledad (simbolizada en un mar inmenso) y un consiguiente sentimiento de frustración por no lograr una empatía con el espectador, en la tercera puerta. El final lo pone un estupendo laberinto, inspirado en videojuegos antiguos, donde un muñequito grabado en picado (el propio Javi) busca desesperado una salida. El gameover es la explosión del yo, la detonación de la imagen en movimiento. Morir para volver a nacer. Como McMurphy en Alguien voló sobre el nido del cuco, quien sacrifica su vida (acaba lobotomizado) para que el Jefe Bromden escape del psiquiátrico para empezar de cero. Renacer. En ambas historias, tanto en la película como en Cellblock, nadie está loco literalmente. Pero a veces el manicomio, la cárcel de nuestra propia mente y sus circunstancias, no es más que la extensión de un mundo externo que nos olvida y nos rechaza. Por eso hay que romper los propios barrotes para enfrentarse de nuevo a lo de fuera. No hay otra. Eso es lo que nos explica Cadavieco con su excelente trabajo.

Ítem más: la semana próxima Joan Carles Gomis se despedirá definitivamente de su cargo al frente de Palma Espais d´Art durante la presentación de varios catálogos de muestras realizadas en el Solleric y en Ses Voltes. Él insiste en que no es una despedida. Tiene razón: probablemente le veremos en breve en un cometido de responsabilidad en el Govern. ¿Será en la conselleria de Cultura? Por último, que no nos toquen a Neus Cortés y la quejumbrosa belleza del Espai Quatre. En Palma, son incontestables.

*Artículo (el del blog cambia un poco) publicado en "Diario de Mallorca" el 25 de diciembre de 2011.